Soledad

Alargas conscientemente el tiempo aun sabiendo que no te alcanza, y te miras dándote cuenta que la desidia y la insatisfacción se te han vuelto costumbre, que la libertad de la que tanto hablas se te volvió doctrina y la cumbre que te inspiró se tornó pequeña una vez lograda. Pero qué fue de ese placer de desgranar las horas por calles vacías o de jugar a perder el rumbo de los pasos o el de amanecer esperando la hora exacta en la que el día reta los colores de la noche ¿Cuándo te volviste tan lúcido y consejero?, ¿cuándo te venció la lógica y te rendiste a las referencias? ¿desde cuándo tan estructural y ecuménico? Si yo estuve cuando no tenías más que la ropa que te regaló tu mamá. Estoy a tu lado desde que saliste corriendo de tu casa buscando lo que no se había perdido. Aquí he estado mirándote mirar el reloj, huyendo del presente, aguantando los atroces remanentes del pasado, jugando en el irregular tablero de ajenas ambiciones. ¿Qué sacas de todo esto? ¿cuán grande puede ser un sueño instalado a medio camino? Te sometiste al placer de la grandeza, al querer ser mejor que cualquier otro. ¿y todavía crees que vale la pena burlar este mágico teatro de sensaciones para complacer los vejámenes heredados de alguien que no te considera su hijo?

Igual no te culpo, nadie será capaz de señalarte, hasta te aplaudirán por tus ignorante y bélicas hazañas. Pero vos y yo sabemos que la condena que te impones y el perdón que buscas no está afuera, está aquí, en tu soledad.

Comentarios

Entradas populares